Rufino García Antón – Delegado Episcopal de Movilidad (Migraciones) de la Archidiócesis de Madrid
La Constitución Pastoral del Concilio Vaticano II, Gaudium et Spes, afirma en el número 1 que «los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo». Esta cita del Concilio me sirve para justificar el título del artículo y, particularmente, la expresión «signo de los tiempos», una realidad a al que alude Jesús en varios textos de carácter escatológico (ver Mt 16, 2-3 y Lc 12, 54-57) y que fue definitivamente acuñada por el Papa San Juan XXIII y el Concilio Vaticano II para referirse a una realidad importante que «implica un discernimiento colectivo y luego una respuesta, un compromiso de la Iglesia a través de sus miembros».